jueves, 20 de mayo de 2010

COMO DIRÍA PLATÓN

Lo que sé de la escuela no lo aprendí de un pizarrón,
Lo que sé del querer es cuestión de fe, lo que se del amor es cuestión de ti,
Lo que sé del dolor se me ha quedado grabado como recordándome que no hay goma para el plumón,
Lo que sé de la vida es que se maqueta en sueños y se construye sin planos,
Lo que sé de amistad me lo enseñaron un par de nombres y un par de años de los que sigo aprendiendo.
Lo que entiendo por felicidad son dos arrugas bajo las mejillas que ni el botox te quita,
Lo que sé del azar es que le llaman destino y es sinónimo de planes que fueron sin ser.

Lo que sé de llorar lo aprendí de la noche,
Lo que sé de esperanza espero que sea,
Lo que sé de ti me sobra y me basta,
Lo que sé del placer es que se convierte en vicio,
Lo que sé de los vicios es que todos tenemos,
Lo que sé de la violencia me revuelve la panza.

Lo que sé del cielo es que no hay boletos de avión,
Lo que sé del infierno es que es el autor de los domingos por la noche,
Lo que sea de la fiesta es que nunca es mucha ni suficiente,
Lo que sé de las lágrimas es que no sólo limpian los ojos,
Lo que sé de extrañar preferiría no saberlo.

Lo que sé de las culpas es que no te dejan vivir,
Lo que sé de los culpables es que a veces merecen perdón.
Lo que sé del miedo es que es traicionero,
Lo que sé de verdades es que a veces lastiman,
Los que sé de mentiras es que siempre duelen más,
Lo que sé de creer es que vale la pena.

PARA NINGÚN LUGAR

Corrí tanto y tan de prisa que hasta mi sombra se cansó de seguirme.

RADIOGRAFÍA

Soy un placer culposo, un asunto pendiente, una canción que nadie ha compuesto. Un marinero perdido en el mar, un astronauta que no se baja de su nave espacial, un arquitecto de edificios chuecos, un loco de vocación, una cama con vista al mar.
Soy gomitas con sabor a chile, tacos sin tortilla, un elevador de tropecientos pisos, el número n, una pluma que escribe sola. Un par de tacones, una noche con luna llena, una foto blanco y negro, una guitarra que no se tocar.
Un verano eterno, un par de alas en los pies, una tristeza bohemia, un vodka con mucho limón, unas flores llamadas margaritones, un olor a bronceador, un pizarrón con gises de colores y una copa de vino en vaso de papel.
Una duda permanente de a donde voy y la certeza de llegar, Carry de Sex and the City, una película sin filmar, un montón de colores y un tatuaje pintado. Soy el último beso y la más triste despedida.
Un empezar desde cero y un rencor atorado, millones de sueños ilusionados, un amor que mata, el dolor de panza, la respiración después de llorar, 10 vueltas en la montaña rusa.
La espera desesperada, el último cacho de chocolate, el despertador de la mañana, la melancolía de los domingos. Soy “la última y nos vamos”, el “no eres tú soy yo”, el “ te lo dije”, el orden dentro del desorden, un rey sin corona, el inocente en el juzgado, un pollo en rosticería, la cenicienta y la bruja, el octavo enano, el cuarto mosquetero, el beso que no se olvida, el viaje que cuesta soltar.
Un miedo asustado, un capricho orgulloso, una mentira piadosa y la verdad mentirosa.
Soy lo que aún no sé y lo que todavía no averiguo.

sábado, 8 de mayo de 2010

De pequeño quería ser algo pero ya no se acuerda qué. Construyó puentes rotos por donde no se puede pasar.