miércoles, 17 de diciembre de 2008

8,7

8,7

8 horas, 7 días juro que lo intenté

seguir un horario y pertenecer,

llegar y pasar tarjeta,

cargar todos los días la maleta,

prometo que me esforcé.

Vestir de pipa y guante,

llevar zapatos de ante,

estar frente a la computadora,

irme justo a la hora,

de verdad que traté.

Pero ahí en mi asiento reservado sólo estaba sentado mi cuerpo, en esa silla sólo se recargaban mis costillas.

Esas tarjetas entregadas en dónde se podía leer mi nombre, no me conocían,

Esos reportes no sabían si me gustaban los deportes,

Esas reseñas no entendía mis ideas.

Abría los ojos con el ruido del despertador a las 7,

Cada mañana me bañaba para ver si el agua me limpiaba este martirio que sólo aguantaba en el cajero cuando cada quince sacaba dinero.

Por eso un día de esos en los que no piensas,

cuando ya tenía las razones tensas,

renuncié sin romper contratos,

mi mente y yo hicimos un trato,

ella viajaba libre mientras yo mantenía mi lugar ocupado,

ella era libre y yo ya no me sentía encerrado.

Así fue como me volví vagabundo equilibrado,

Un soñador centrado, cómplice del sistema, cada loco con su tema.

1 comentario:

Campamento Rancho Viejo dijo...

loquita,

estoy haciendo tu prólogo y este poema no lo habia leido. Me encantó, esta cañón como usas el lenguaje. Lo voy aimprimir y enmarcar para mi cuarto.

te amo y de verdad de verdad guau (te lo voy a plagiar jaja).