EL PUNTO PERFECTO
Justo a la mitad entre el pasto y el cielo, justo bajo el reflejo de lo que buscaba, reaccioné y descubrí que había perdido lo que encontré y más extraño aun que sin esperar lo recuperé.
¿Cómo alguna vez pude olvidar a que sabe el viento y a lo que huele la paz? Redescubrí los colores que me hacían pintar, reencontré el ritmo al que gusta bailar.
Y es que en la vida nada importa más que cielo, tierra y mar.
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