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Nos gustan las arenas movedizas, a ti te gusta mi inseguridad y a mi me gusta que te guste. Uno pone el miedo y el otro lo asusta, nos gusta sumergirnos y aguantar la respiración, aventarnos y rasparnos un poquito.
Nos gustan los semáforos en amarillo, los cuentos de hadas, las historias maquiavélicas. El punto y seguido nunca punto y final, la pasión eterna y los nuevos comienzos.
Te gusta atraparme en la bajada y a mi caer para que me caches, inclinar la balanza a la derecha y yo a la izquierda. Te gustan mis dudas y a mi tus preguntas, que me otorgues cuando callo, que respondas sin que hable.
Nos gustan las arenas movedizas, siempre ser amantes, con anillo, con casa, con hijos pero siempre amantes, esconderte para que te busque y buscarte para encontrarte.
Te gusta el eterno hueco en el estómago y a mi las montañas rusas, los adioses que siempre son los principios, los viajes para extrañarnos, para perdernos y recuperarnos.
Nos gusta solidificarnos y evaporarnos, estar en el piso y tirar un contragolpe, actuar de improvisación.
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